La innovación, palabra mágica, representa la apuesta gubernamental general como estímulo necesario para el crecimiento y bienestar de un País. No en vano, los Países y empresas con mayores intensidades en innovación son aquellos que mejor capean las crisis económicas.
La innovación es un concepto amplio. De éste, la innovación tecnológica resulta el más apoyado por las administraciones públicas a través de estímulos monetarios. Éstos no son los únicos que tienen un efecto directo en la inversión en I+D; afectan también condiciones culturales, formativas, estructurales, etc. No obstante, un buen sistema de fomento de la I+D siempre resulta necesario para crear un clima de estímulo.
El Gobierno de España, a través de la Ley de Emprendedores, ha mejorado las condiciones fiscales relacionadas con la innovación.
De esta forma, nuestro País cuenta a nivel mundial con uno de los mejores sistemas en cuanto al trato fiscal a la innovación, quizás superado y con matices por Chile.
Dentro de las nuevas medidas se incluye, para el supuesto de los incentivos fiscales a la I+D+i, la supresión en algunos supuestos del límite de la cuota íntegra así como la posibilidad de solicitar el abono a la Administración en caso de insuficiencia de cuota.
También resulta mejorado el denominado “Patent Box.” En este último supuesto, destacaría entre otras la ampliación del alcance en la medida en que también es posible aplicarse dicho beneficio para los supuestos de transmisión de activos intangibles.
En definitiva, resulta loable el esfuerzo de la Administración Pública por crear un entorno más que favorable para la innovación tecnológica. Ahora son los agentes públicos y privados quienes deben/debemos aprovecharlo.
Artículo escrito por Oscar Viñes